Familia sexualmente sana
- 7 mayo, 2021
- Publicado por: Crece Vida en Movimiento
- Categoría: Sin categoría
La familia es la principal formadora de los hijos y como tal tiene objetivos que cumplir como: la procreación, la transmisión de valores y creencias, la educación de los hijos, el apoyo emocional, por mencionar algunos.
La sexualidad es la forma que tenemos para vivir, experimentar y expresar nuestro género a través de lo biológico, lo psicológico y lo emocional.
La familia juega un rol muy importante en el desarrollo sano de la sexualidad ya que determina la manera de percibir y enfrentar el mundo. En este sentido es fundamental para construir la visión que se tenga de la sexualidad ya que según lo que aprendamos en nuestra familia vamos a actuar y a definir lo que es aceptable o inaceptable, para nosotros.
En ella es en donde se aprende a través de lo que enseñan los padres, ya que los hijos observan cómo ellos expresan su propia sexualidad y así se desarrollará la sexualidad en el interior de la vida familiar. Es el entorno familiar el que determina lo que es mas adecuado para el desarrollo de sus hijos de acuerdo con los valores, experiencia, conocimiento de la sexualidad, poniendo su sello personal.
Para tener una familia sexualmente sana debemos tomar en cuenta que:
- La sexualidad empieza su proceso de formación desde el primer encuentro que el bebé tiene con el mundo, que en ese momento se centra principalmente en su madre. Las primeras vivencias relativas a la sexualidad tienen que ver con el contacto con sus padres y las sensaciones de satisfacción asociadas a este contacto por ejemplo: ser acariciados, tomar pecho, dormirse junto a ellos, comunicar estados de ánimo.
Los niños van aprendiendo según cómo se relacionan sus padres con él, a establecer contacto con el mundo en lo que se refiere a su sexualidad, comportamientos, valores y creencias. Por ejemplo, si los padres tienden a acariciar poco al niño éste aprenderá a mantener cierta distancia y establecerá más tarde relaciones con los demás de acuerdo a esta forma de relacionarse que aprendió de sus padres. - La comunicación de temas relacionados con la sexualidad, significa abrir el diálogo para aceptar su existencia y así lograr una completa conciencia de su fuerza, sus consecuencias, y sus potencialidades. Con el diálogo se entrega la responsabilidad, a la persona misma. La sexualidad de nuestros hijos no nos pertenece sino que es una expresión a la cual tienen derecho a acceder sin sentimientos de culpa, sin angustia, es decir, con plena responsabilidad y conciencia.
Parte de la angustia de los padres en abrir el tema de la sexualidad como un tema del que se puede hablar es que, una vez que se da oportunidad de diálogo, también aparece la oportunidad de decisión.
Es importante qué y cómo comunicamos a nuestros hijos este tema. Responder y dialogar a preguntas como: ¿de dónde vienen los bebes?, ¿Que son las enfermedades sexuales?, ¿Qué es hacer el amor? La información que les demos abrirá el diálogo y la manera en cómo lo comuniquemos abrirá la posibilidad de que sigan preguntando, comunicará los valores que tenemos frente a la sexualidad. Por ejemplo si contestamos con tranquilidad los hijos recibirán la información con apertura. Si los regañamos por lo que preguntaron difícilmente preguntarán nuevamente.
Es importante que los jóvenes puedan discutir abiertamente sobre sus expectativas y emociones sexuales con nosotros, los padres, para que podamos participar en la formación de valores y los podamos guiar. Si los padres hemos evitado hablar de sexualidad siempre es un buen momento en la adolescencia para hacer preguntas que abran el diálogo, por ejemplo: ¿Cómo te sientes con los cambios en tu cuerpo? ¿Qué sabes de las relaciones sexuales o que has escuchado? - Otro aspecto que es muy importante es el tema de la intimidad. Cada familia tiene su espacio y manera de establecer un contacto más íntimo entre la pareja o entre los padres e hijos, siempre dejando muy claro qué tipo de contacto es el aceptado para cada tipo de relación.
Por ejemplo la relación sexual de la pareja es privada y si bien la pareja puede hacerse cariños delante de los niños, los padres son los encargados de hacer valer su necesidad de estar solos cuando quieran tener relaciones sexuales. O la manera de recibir abrazos, besos y contacto físico entre hermanos, familiares o amistades.
Esto significa que el tema sexualidad debe siempre, ser un tema abierto, claro y congruente con nuestras creencias y valores.
Para lograr tener una familia sexualmente sana enfaticemos como padres la coherencia entre lo que vivimos, decimos y hacemos promoviendo el diálogo, la comunicación y la expresión del afecto con los valores y creencias que conscientemente queramos transmitir a nuestros hijos.